La violencia y la televisión
Los efectos de la exposición a la violencia televisiva conllevan que los niños y adolescentes muestren los siguientes aspectos:
· se vuelven insensibles al horror de la violencia
· la violencia en la televisión contribuye a los efectos antisociales
· gradualmente se acepta la violencia como un método válido para resolver los problemas
· se vuelven más agresivos
· surge el miedo a hacerse víctima de la violencia.
· pueden imitar la violencia que observan en la televisión.
Al hablar de estos efectos no sólo estamos hablando de repercusiones a corto plazo sino también a largo plazo. Se ha podido comprobar que los efectos en la modificación de la conducta pueden aparecer al cabo de 10-15 años después.
Centerwall (1992) supuso que si la violencia de los medios no se hubiera desarrollado habría 10.000 homicidios menos, 70.000 violaciones menos y 70.000 ataques violentos menos cada año en Estados Unidos.
§ Violencia y agresión:
Como hemos visto se ha demostrado la existencia de una relación directa entre la violencia vista en la televisión y los efectos que ejerce sobre el pensamiento y el comportamiento del niño y el adolescente.
Wood (1991) examinó a niños y adolescentes expuestos a la violencia emitida por los diferentes canales y medios, observando la relación existente entre ellos y el tipo de interacciones que mostraban, ya que se pudo ver que estos niños aumentaban las interacciones agresiva con los extraños, compañeros y amigos.
Por su parte, Park y Comstock evaluaron los efectos de la violencia en la conducta antisocial en la edad de 3 a 70 años, donde el 85% de la muestra se encontraban en la franja de edad de 6 a 21 años. Estos estudios encontraron una correlación significativa entre violencia televisiva y conducta agresiva sin tener en cuenta la edad, aunque fueron los niños de preescolar en los que la conducta agresiva era más problemática.
Federman (1997-1998) examinó más de 10.000 programas emitidos en la amplia variedad de canales televisivos comprobando la aparición en ellos de una cantidad alarmante de violencia y agresiones. Estimó que los jóvenes ven un promedio de 10.000 actos de violencia por año de los cuales un 61% los realiza un personaje carismático. En cuanto al tipo y contexto de esa violencia, encontró que en un 26% de las situaciones intervenía el uso de armas; que el 38% de actos los ejecutaban los protagonistas; que más del 50% de las situaciones violentas no mostraban una asociación clara entre agresión y dolor; y que casi en el 75% de estos actos violentos no aparecía remordimiento, crítica, o castigo, todo lo contrario, el humor acompañaba a la violencia en un 41% de las escenas.
De manera que la exposición extensa a programas de televisión que contengan violencia causa mayor agresividad en los niños. En ocasiones, el ver tan sólo un programa violento puede aumentar la agresividad. Los niños que ven espectáculos en los que la violencia es presentada de forma muy realista, repetida, o sin ser castigada, tienen mayor probabilidad de imitar lo que ven. El impacto de la violencia en la televisión puede reflejarse en la conducta del niño inmediatamente o manifestarse más tarde en su desarrollo. Las jóvenes pueden afectarse aun cuando en la atmósfera familiar no haya tendencia hacia la violencia. Esto no quiere decir que la violencia que se ve en la televisión es la única causa de conducta violenta o agresiva, pero no hay duda de que es un factor significativo.
Los padres pueden proteger a los niños del exceso de violencia en la televisión:
· Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.
· Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.
· Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos. Deben cambiar el canal, o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas, y explicarle al niño aquello que consideran malo o inadecuado del programa.
· Señalar al niño que aunque el actor no se lastimó, hirió o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.
· Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.
· Para contrarrestar la presión que ejercen los pares, compañeros y amigos, debe comunicarse con otros padres para poner en vigor reglas similares sobre el tiempo y tipo de programa que deben ver los niños.
Los padres deben utilizar estas medidas para prevenir los efectos dañinos que la televisión puede tener en otras áreas como el estereotipo racial o sexual. Aparte del contenido del programa de televisión el tiempo que los niños dedican a esta actividad debe limitarse ya que los saca de actividades más provechosas como lo son el jugar con sus amigos, la interacción familiar, el estudio y la lectura. Si los padres tienen dificultades serias estableciendo controles y límites o preocupación genuina en cuanto a la reacción del niño a la televisión, deben consultar a un Psiquiatra de niños y adolescentes para que les ayude con el problema.¨
Para lograr el desarrollo positivo de nuestros adolescentes se hace necesario que los padres brinden afecto a sus hijos, que mantengan un diálogo abierto y receptivo, y al mismo tiempo establecer límites conjuntamente con ellos, en las múltiples situaciones que se presentan en diario vivir y convivir. |